Querida Calapa

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Hoy quiero plantear una pregunta a los seres-con-bata: ¿Se puede ser feliz en el momento presente? ¿O por el contrario la felicidad es un estado de ánimo que adoptamos cuando recordamos el pasado y lo felices que fuimos ?

En el viaje por mi laberinto de cristal (si, de cristal) sólo imagino que la felicidad es algo que se fue o que aún no ha llegado. ¿La felicidad es atemporal? Quizá cuando encuentre a Jacobo sepa responderme. Mientras, Calapa probablemente encuentre una respuesta a mi pregunta.

#historiasdeJacobo

Sobre Nostalgia y Melancolía

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Este otoño me parece raro: creo confundirlo con el verano que aún no se ha marchado. La lluvia ha escaseado estos meses. Pensar que ambas estaciones son una misma es como creer que la nostalgia y la melancolía se refieren a la misma sensación. Los seres-racionales tienden a confundirlas, pero, ¿qué esperar de quienes no comprenden de la necesidad de estaciones y celebran la buena temperatura y benevolencia del tiempo?.

La nostalgia y la melancolía están separadas por un cristal. Un cristal muy limpio que a veces hace confundirnos. Nostalgia por atravesarlo y tocar lo que queda al otro lado y melancolía por volver a donde quizás no debimos salir. Es otra forma de laberinto construido con cristales.

Y mientras tanto, el ángel «segoviano» me mantiene sosteniendo ese cristal que ni es mío, ni es de nadie. Solo sostengo su peso y me hace confundir las dos caras de un cristal forjados con miedos.

Hoy la noche me ha pillado desprevenido.

#historiasdeJacobo

Sobre hormigas, recibir y Calapa

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A los seres-excesivamente-racionales a veces le traiciona su exceso de razón que origina un miedo a lo incontrolable. Crean un laberinto racional.

Los laberintos racionales a veces son difíciles de resolver porque es el mismo constructor quien va poniéndose dificultades en forma de razonamientos y va encerrándose en su propia jaula de argumentos y razones. Son como hormigas: constante en su día a día, leales a sus principios y dan todo por los demás seres queridos. Sin embargo, las hormigas son seres-vulnerables pues aunque son incansables, a veces tienen que echarse a un lado y entonces observan que su trabajo se queda sin hacer. Sin embargo, existen otros seres: son los seres-racionales-emocionales. Sin duda Jacobo escribió un tratado sobre ellos pues son seres peculiares y muy difícil de observar en libertad: Calapa es una de ellos.

Quien sabe…quizás algún día Calapa también conozca a Jacobo. Mientras esto ocurre, busco una casa donde dormir mientras transcribo el manuscrito que me hizo llegar hoy Calapa y que os dejo a continuación.

«Mi padre es como una hormiguita obrera: va poco a poco sin parar. Sus miedos han hecho que no avance mas de lo que podría haber avanzado en su vida, aun asi le han reconocido sus logros profesionales.

A nivel emocional es super constante, es muy leal, siempre se mantiene, nunca va a fallar. Ahora conseguiré -Calapa- que venza sus miedos para avanzar en esta circunstancia. Tu me dices que yo soy así, constante, poco a poco.

Me entristece ver que siendo una persona que da tannnnnto cariño y optimismo en esta situación que está vulnerable, hay personas que exigen y no dan. ¿Quién calibra esas proporciones?. No hay un calibre universal, y aunque digan que no debes dar para esperar yo creo que si. Quiero decir, que si te permites recibir debes obligarte a dar.

Porque el que da algo sacrifica por mínimo que sea, asi que si permites que alguien sacrifique por ti, deberías hacer lo mismo

#historiasdeCalapa

Sobre tiovivos.

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Hoy he escuchado una expresión un tanto curiosa: no dejo de darle vueltas al asunto. Estos seres-racionales tienen una manera un tanto obsesiva de volver a las formas redondas una y otra vez. ¡No son capaces de seguir una línea recta sin curvarla!

El camino más recto entre dos puntos es una línea recta. Para estos seres-intelectuales sin embargo, el trayecto más corto es sin duda, aquel que contiene curvas, es, otra clase de laberintos.

¿Os imagináis a un pájaro desplazarse haciendo círculos? ¿O un ratón dando vueltas para llegar a su madriguera?

O me ha venido esta reflexión a la cabeza después de haber sido testigo de como entrenan a sus hijos desde pequeños construyendo juegos cuya máxima distracción es dar vueltas al rededor de un eje: los llaman tiovivos.

No me extraña que no dejen nunca de darles vueltas al asunto.

Es otra forma de complicar la construcción de laberintos. Sigo en mi viaje.

#historiasdeJacobo

Sobre parkings, la Luna y mi laberinto personal.

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A veces, en mi viaje, la noche me coge fuera de mi laberinto. Afortunadamente mi sentido de la orientación es muy agudo en los espacios abiertos (cuando estoy debajo de un cielo de luces artificiales que los seres-intelectuales llaman parking, suelo perderme pues están hechos para eso, para perderse en ellos, de ahí la imperiosa necesidad de pintar números en el suelo y los pilares).

Cuando miró hacia las estrellas o la Luna la nostalgia me invade, y si hay algo que no soporte es esa sensación de sentir nostalgia hacia no se qué.

Entonces me imagino a esos seres-astrónomos que no contentos con querer estudiar el cielo, tiende a poner nombre a las estrellas del mismo modo que pintan los números en sus parkings. Y esos nombres suelen ser números.

Es la necedad del ser humano que tiende a clasificar y enumerar todo aquello que no puede controlar.

A eso le llaman orden.

Hoy ha sido un día muy malo en mi búsqueda de Jacobo, hoy es uno de esos días en los que no quiero seguir buscando. Pero como todo tiene un orden natural, ¿quién soy yo para finalizar mi búsqueda con todo lo que por imitación debo ordenar y clasificar a medida que avanza la construcción del laberinto que me llevará a Jacobo?.

#historiasdeJacobo
#milaberitopersonal

Como decía Pizarnick, desde el fondo de una alcantarilla también puede verse la Luna.

«En una casa de cristal, me siento y tiro piedras»

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Dos días lleva rondando por mi cabeza una cuestión algo más complicada que la simple resolución de laberintos sencillos: la resolución de laberintos fabricados con cristal.

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Existen seres-intelectuales realmente curiosos y algunos de ellos realmente peculiares. Son los seres-intelectuales-peculiares. Jacobo conoció a alguno de los que yo solo puedo conformarme con leer.

Uno de ellos fue un tal Giacometti. Este ser-intelectual-raro en un momento de frustración ante la incapacidad de dibujar la nariz de un ser-intelectual-profesor-de-filosofía-japonés llamado Yanaihara, se sentó, bloqueó su mirada hacia el frente -una pared- y permaneció inmóvil durante cierto tiempo. ¿A qué ser-racional se le ocurriría plasmar en un lienzo o una escultura la nariz de un japonés?. Cada vez que pienso en estos seres que creen haber heredado la tierra por su capacidad racional…

Volviendo al tema que me trae, Giacometti alzó la vista y exclamó: ¡Trabajo cómo una mosca! Posiblemente esté ser-raro-intelectual fue igual de bueno en la «filosofía» como en sus creaciones artísticas. ¿Ya comenté que tras observar sus esculturas creo que tuvo algún problema en su visión?

Sin duda alguna había construido su propio laberinto de cristal.

Un laberinto de cristal a priori es muy fácil de resolver cumpliendo las reglas básicas de la resolución de laberintos simples:

«(…)Volviendo al tema que me trae esta media mañana en mi descanso en el viaje, si no incumples estas tres reglas saldrás del laberinto en el que te encuentres:

– tomar una decisión simple
– las apariencias pueden engañar así que una vez tomada esa decisión cerrar los ojos y creer en ella.
– no confundir derecha con izquierda.

(…) las coloco según su grado de dificultad para los Humanos-científicos-investigadores-señores-superiores-con-bata tras algún tiempo observándolos.»

Este laberinto está construido con muros de cristal tan limpios que apenas son perceptibles si no miras de forma detenida.

Sin duda alguna, los hombres, seres-intelectuales por naturaleza, andarán hacia delante y chocarán una y otra vez contra los cristales, como una mosca ( ser-inferior) golpea la ventana tratando de escapar hacia el otro lado una y otra vez. Si aplicamos las normas de comportamiento y las deducciones de los Seres-racionales-científicos-investigadores-señores-superiores-con-bata-y-bolis-en-los-bolsillos, un hombre tienen la misma capacidad para resolver estos laberintos que una mosca. Capacidad de resolver problemas sencillos de los seres-intelectuales es el mismo que el de nuestra amiga (ser-inferior) la mosca. Ven al otro lado la resolución al conflicto -huida- y su única manera de enfrentarse a ella es golpearse continuamente contra el cristal -creen que al ser trasparentes son frágiles y pueden romperlos fácilmente- y desconocen que no hay material más duro que la testarudez de un necio.

Con lo fácil que es:

– tomar una decisión simple
las apariencias pueden engañar así que una vez tomada esa decisión cerrar los ojos y creer en ella. Con los ojos cerrados todos los laberintos están construidos con el mismo material.
– no separar la mano de la pared.
– no confundir derecha con izquierda.

El laberinto sigue siendo igual de simple si confías en las decisiones.

Aunque siempre queda otra posible alternativa: »

En una casa de cristal, me siento y tiro piedras».

Aún resuenan en mí los bellos versos de Kaléko, pero por mucho que esperemos, los laberintos no se resuelven solos.

Sigo buscando a Jacobo.

#historiasdeJacobo.

Sobre laberintos de cristal I

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Hoy me estaba plantando un serio dilema: la resolución de laberintos de cristales. Mi mente recurría continuamente a una expresión que leí una vez a un ser-intelectual-profesor-de-filosofía japonés: Trabajo como una mosca.

La frase ni siquiera era suya, sino de otro ser-intelectual-artista. Si sí, artista. De un tal Giacometti. Sin duda alguna este escultor tuvo que padecer algún tipo de trastorno en su visión pues casi toda sus esculturas son alargadas, alejadas de los cánones de belleza presentes en su época.

Pobre de aquel que decida construir su propio laberinto de cristales pues está condenado a trabajar como una mosca.

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En tal tesitura me encontraba cuando vi reflejado en un escaparate un destello oscuro que me atrajo de una forma ilógica. No existen destellos oscuros por lo que tuvo que ser un reflejo coincidente con aquella imagen que me atrapó irremediablemente. Me había parecido ver a Jacobo, y Jacobo nunca se deja retratar. Así qué me olvide de Yanahiara (ser-intelectual-profesor-de-filosofía-oriental), de Giacometti (ser-intelectual-raro) y de los laberintos de cristales y me centré en averiguar qué ocurría detrás de los cristales de ese escaparate.

Me acerqué lo suficiente al cristal tan limpio que choqué irremediablemente contra él y sonreí al recordar cómo las moscas chocan contra los cristales en sus propios laberintos. Asegurándome que nadie me había visto, entré en el local y pude observar más detenidamente el retrato de Jacobo. Sin duda alguna no se trataba de él si bien era extremadamente parecido. Parecía que Jacobo se esfumaba tan rápido como había llegado a mi mente.

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No obstante, Jacobo había estado observando a Jenaro Talens y García-Alix y éstos, sin darse cuenta le habían dedicado un poema, una foto -intento- y hasta un libro: Lo que los ojos tienen que decir.

Un día, Jenaro vio a Jacobo observándole desde el tejado: pájaro o encrucijada. Es la primera pista seria del paradero de Jacobo en mucho tiempo.

#historiasdeJacobo

Sobre monstruos y vidas de mentira

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Los años que cumplimos nos sosiegan. Esa fue una de las frases que más serenidad me trasmitió durante la conversación con Calapa. En la adversidad ella mantiene la calma.

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En estos años pasados he aprendido muchas cosas: los ríos se amansan a medida que se alejan de su nacimiento. Es cierto que a veces encuentran piedras en el camino y sus aguas se vuelven nuevamente bravas, pero una vez pasadas, la calma retorna a la senectud del río. ¿Ocurre de igual manera con los seres-vivos?

¿Tiene memoria el tiempo? L¿a experiencia que acumulamos es acaso su memoria?

El tiempo es el gran monstruo que devora las casas que visito.

«…ser monstruo es causar horror. Hay monstruos que quieren ser monstruos y otros que no, pero lo que hace monstruos a unos y otros es que no pueden dejar de causar horror.(…) La experiencia del monstruo es la de lo inexorable del rechazo (…), la situación se vuelve circular: el monstruo es monstruo porque todos lo rechazan y todos lo rechazan porque es monstruo.»

Y entonces el tiempo es rechazado. Esos seres-intelectuales se niegan a envejecer. El tiempo se convierte en aliado y enemigo. El hombre le tiene miedo al tiempo: le causa horror la misma idea de sucumbir al él. «El tiempo pone a cada uno en su lugar»,»el tiempo curará las heridas»,»tempus fugit», y un sinfín de frases cotidianas que describen al tiempo como juez, jurado y ejecutor. ¿Quién no tiene cierta sensación de respeto ante un juez o un jurado? ¿Quién no teme al ejecutor?

El tiempo, ese gran «monstruo» rechazado por los seres-humanos
. Probablemente sea una preocupación que también plantee Jacobo (aún desaparecido) en su gran obra pues la importancia de su estudio es vital para entender si el tiempo, despojado del pavor de los seres humanos, tiene o no memoria.

Algunos hombres son curiosos, pues alcanzan a vivir vidas un tanto extrañas preocupados por cuestiones que se escapan de toda lógica jacobiana (no confundir con lógica corvina, y mucho menos jacobina)

Hoy he leído (si, si, leído) como Ami decía: Di la verdad…..y te qedadas cn menos cosas dentro….no vivas una vida de mentira…xqedar bien cn todo el mundo…. Que traducido al mundo de los seres-intelectuales que usan diccionarios en vez de Google y Wikipedia se traduce a : «di la verdad…si te quedaras con menos cosas dentro…no vivas una vida de mentira…por quedar bien con todo el mundo..«.(las mentes brillantes tiende a economizar esfuerzos y eso se traduce en frases donde desaparecen letras que sin duda alguna la evolución hará que desaparezcan pero, para no permitir erróneas interpretaciones del texto me atrevo a rellenar pues ya vais conociendo mi afán por expresarme de forma correcta para el día que me siente delante de Jacobo).

Bueno, como iba diciendo, la noche me ha alcanzado y quiero huir de mis monstruos (el silencio y la soledad solemne, pero no la soledad de estar a solas…) antes de que sea tarde. Hoy tengo la suerte de que a pesar de haber anochecido a las 18:17, las luces artificiales alargan el día y me encuentro cerca de un lugar tan iluminado que mantienen alejado de mi a mis monstruos. Sólo me queda ya resolver mi laberinto personal y alejarme de los ángeles segovianos de los que ya os hablé en días anteriores.

#historiasdeJacobo
#unavidadementira.

«Siempre es terrible cuando el tiempo se vuelve repetitivo, pero mucho más terrible cuando lo que se repite es nada.«

Sobre los Ángeles segovianos.

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Que curiosos son estos seres humanos. Llevo toda mi vida mirando el cielo. Buscando el amanecer o el atardecer perfecto. La perfecta compañía.

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Siempre me había imaginado que los ángeles tenían alas y volaban. Por eso miraba el cielo. Y ahora viene Tomas Segovia y me desmonta mis ideas en apenas 100 palabras.

Los ángeles ya están en la tierra:

Estoy portandome como un ángel intachable. Seguramente seré castigado.

Pero claro que quiero seguir adelante, porque no estoy portandome así por el premio o el castigo, sino por el libre deseo.

Es justo ser castigado cuando uno es un angel. Es ilógico, es doloroso, es desalentador, pero es justo.

Después de todo, ser angel es ser eso: pararrayos del mal. Recibir la descarga y absorberla, neurtralizarla, liberar de ella a todos los demás.

Todo ángel es expiatorio. Y en cierto sentido es más difícil soltar la descarga que recibirlas que recibirla: es más difícil liberarse de una herida infringida que de una herida recibida.

Tengo que anotar otra pregunta para ese día en el que encuentre a Jacobo. ¿Ha sido decisión mía convertirme en esa clase de Ángel? No quiero estas alas ni quiero que me confundan con alguno de ellos, pero es cierto que me cuesta más librarme de una herida infringida que de una herida recibida.

Esta noche he parado cerca de una habitación donde escucho jazz de fondo. Es tan largo el camino que incluso siendo recto mi laberinto construido, se me antoja eterno.

Eterno…otra palabra inventada por esos seres-intelectuales cuya definición jamás podrán alcanzar. Tan seguro de ello como de la infinitud de mi palabra usada: jamás. En una cabeza finita y una vida tan corta, los términos eterno o infinito se escapan de la compresión y razonamientos absurdos.

#historiasdeJacobo