Sobre monstruos y vidas de mentira

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Los años que cumplimos nos sosiegan. Esa fue una de las frases que más serenidad me trasmitió durante la conversación con Calapa. En la adversidad ella mantiene la calma.

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En estos años pasados he aprendido muchas cosas: los ríos se amansan a medida que se alejan de su nacimiento. Es cierto que a veces encuentran piedras en el camino y sus aguas se vuelven nuevamente bravas, pero una vez pasadas, la calma retorna a la senectud del río. ¿Ocurre de igual manera con los seres-vivos?

¿Tiene memoria el tiempo? L¿a experiencia que acumulamos es acaso su memoria?

El tiempo es el gran monstruo que devora las casas que visito.

«…ser monstruo es causar horror. Hay monstruos que quieren ser monstruos y otros que no, pero lo que hace monstruos a unos y otros es que no pueden dejar de causar horror.(…) La experiencia del monstruo es la de lo inexorable del rechazo (…), la situación se vuelve circular: el monstruo es monstruo porque todos lo rechazan y todos lo rechazan porque es monstruo.»

Y entonces el tiempo es rechazado. Esos seres-intelectuales se niegan a envejecer. El tiempo se convierte en aliado y enemigo. El hombre le tiene miedo al tiempo: le causa horror la misma idea de sucumbir al él. «El tiempo pone a cada uno en su lugar»,»el tiempo curará las heridas»,»tempus fugit», y un sinfín de frases cotidianas que describen al tiempo como juez, jurado y ejecutor. ¿Quién no tiene cierta sensación de respeto ante un juez o un jurado? ¿Quién no teme al ejecutor?

El tiempo, ese gran «monstruo» rechazado por los seres-humanos
. Probablemente sea una preocupación que también plantee Jacobo (aún desaparecido) en su gran obra pues la importancia de su estudio es vital para entender si el tiempo, despojado del pavor de los seres humanos, tiene o no memoria.

Algunos hombres son curiosos, pues alcanzan a vivir vidas un tanto extrañas preocupados por cuestiones que se escapan de toda lógica jacobiana (no confundir con lógica corvina, y mucho menos jacobina)

Hoy he leído (si, si, leído) como Ami decía: Di la verdad…..y te qedadas cn menos cosas dentro….no vivas una vida de mentira…xqedar bien cn todo el mundo…. Que traducido al mundo de los seres-intelectuales que usan diccionarios en vez de Google y Wikipedia se traduce a : «di la verdad…si te quedaras con menos cosas dentro…no vivas una vida de mentira…por quedar bien con todo el mundo..«.(las mentes brillantes tiende a economizar esfuerzos y eso se traduce en frases donde desaparecen letras que sin duda alguna la evolución hará que desaparezcan pero, para no permitir erróneas interpretaciones del texto me atrevo a rellenar pues ya vais conociendo mi afán por expresarme de forma correcta para el día que me siente delante de Jacobo).

Bueno, como iba diciendo, la noche me ha alcanzado y quiero huir de mis monstruos (el silencio y la soledad solemne, pero no la soledad de estar a solas…) antes de que sea tarde. Hoy tengo la suerte de que a pesar de haber anochecido a las 18:17, las luces artificiales alargan el día y me encuentro cerca de un lugar tan iluminado que mantienen alejado de mi a mis monstruos. Sólo me queda ya resolver mi laberinto personal y alejarme de los ángeles segovianos de los que ya os hablé en días anteriores.

#historiasdeJacobo
#unavidadementira.

«Siempre es terrible cuando el tiempo se vuelve repetitivo, pero mucho más terrible cuando lo que se repite es nada.«

Sobre la Relatividad del tiempo…

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¡Que curioso es el tiempo y cuánta su relatividad! Y por relatividad no me refiero a esa extraña teoría de ese ser-humano-científico-con-pelo-descuidado llamado Einstein.

¿Quién no habrá escuchado hasta la saciedad eso de «se me ha hecho el día eterno» o «se me ha hecho el día cortísimo»? ¡Qué curioso son estos seres-humanos! El día siempre dura lo mismo: se inicia con la salida del sol y se acaba con su puesta! Es otra norma básica que parece que han olvidado. Desde siempre de han empeñado en medir el tiempo para después acabar definiendo términos muy elásticos. Un día tiene 24 horas, una hora 60 minutos y un minuto 60 segundo. 86.400 segundos en total. Ni uno más, ni uno menos. 86.400 segundos que al final pueden ser eternos o cortos…

Supongo que para aprovechar ese tiempo tan inmenso-escaso inventaron los «medios de trasporte». Para poder compensar esa relatividad del tiempo. 30 minutos que pasan volando -siempre llegan tarde como norma- para pasar después 8 horas -28.800 segundos- muy largas y otros 30 minutos de vuelta que se les antoja eternos. Por cierto, esos 28.800 segundos que invierten de manera rutinaria, lo hacen en el trabajo, tema que no trataré pues ya Jacobo lo hizo en su día y no tengo nada que objetar hacia su enfoque pedagógico.

Por otro lado los hombres han inventado las luces artificiales para un único objetivo: arañar segundos de forma no-natural a la noche. ¡No me extraña que a veces se le haga el día eterno!

De ese modo no pueden disfrutar de puestas de sol como las que de vez en cuando me paro a contemplar en mi viaje. (Durán lo que exactamente tienen que durar: lo que dura una puesta de sol según la estación del año, -tampoco tienen claro eso de las estaciones-).

Tanto fijarme en ellos que adopté la insana costumbre de alargar el día incluso cuando ya se ha puesto el sol, aunque en mi defensa diré que las luces artificiales alteran mis biorritmos.

Bueno, inicio mi busca diaria de Jacobo.

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