Sobre la forma de llorar

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Desconozco la forma en la que he aterrizado en este asteroide, me duelen los tobillos del golpe. A lo lejos escucho el mar.

Es el momento adecuado para explorarlo. El aire es un tanto denso y de repente mi cuerpo claudica y me hace poner de rodillas. Todo se vuelve negro y comienzo a vomitar mientras que la mano de ese dios se introduce en mi abdomen y lo mueve como si fuesem hilos. No es la sensación de hambre que leí hace ya algunos años, es la tormenta que me alcanza.

Lloro, como lloró Hamsun cuando entendió su error, como llora un soldado en la intimidad de la noche lejos del calor, y aqui las noches, son largas.

Jacobo me mira desde la distancia. – vomitalo todo. Me grazna. Aqui no solo el aire es mas denso. La gravedad es mas pesada. Es como si el asteroide me quisiera retener en su regazo. Pero no es Isla Polar.

Me levanto con um esfuerzo titanico. El suelo es escarpado y cortante. La niña poeta me mira. ¿Aún no te he contado como se llama?. Pizarnik, este es su nombre. Probablemente acabe como ella,pienso para mis adentros. Curiosamente al levantarla la elevo con facilidad. Será que sólo existe en mi cabeza. Será que ya no sé cuántas noches llevo dormido, o sin dormir.

El mar se oye a los lejos. Pero un rumor me llega de la parte mas oriental de ese pequeño asteroide. Hacia allí dirijo mi andar.

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