Sobre Munínn y Hugínn.

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Estimado Jacobo:

Hace ya un par de meses que salí en tu busca. Pretendía encontrarme en el camino, recuperar la parte de mi esencia de la que a menudo me olvido.

El aire frío me trae recuerdos. Cuando éste se empeña en vestir mi piel y acariciar mi rostro. Me gusta mirar de frente al viento. Me gusta contar el tiempo que el aire se empeña en chocar contra mis ojos sin cerrarlos. Me gusta soñar y asociarlo con el frescor de la brisa. Por ello, el aire frío me trae recuerdos.

Como aquel recuerdo sobre Munínn o Huginn, los cuervos sagrados de Odin:

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Entro en tu alcoba por una ventana,
como el cuervo de Poe, y se posó,
con aire indiferente, en el alféizar.
Tú dijiste enseguida: » en ese pájaro está la imagen de mi desastrosa
existencia, el espejo de mis males».
Creías que anunciaba otra desgracia
cuando voló hacia ti buscando refugio
en tu hombro, como si fuese el loro
de Long John Silver, pero no decía
nada de su luto riguroso: tan sólo te miraba y le mirabas.
Por fin rompió su tregua ante silencio y dijo lo siguiente: «amiga mía, soy el cuerpo de Odín, no sé si Huginn, el divino y alado pensamiento, o si soy Munínn, la memoria sacra (porque somos gemelos), pero vengo -y esto sí que lo sé- a curarte el alma y devolverte la ilusión perdida.
Lo que pasó, pasó. Tendrás el mundo a tu disposición si me haces caso. Deja ya de enhebrar bobas metáforas sobre el pájaro negro del dolor, el fantasma de la melancolía,
la ruina del espíritu o la cueva de la angustia y de la desesperanza. Deja ya de ensañarte con la vida: Sólo hay futuro. El sueño tiene alas.

Luis Alberto de cuenca. «El pájaro negro».

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Tomar decisiones, querido Jacobo, no resulta sencillo. Por ello, es importante vivir según las reglas de las dos P.

#historiasdeJacobo

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7 comentarios en “Sobre Munínn y Hugínn.

  1. Me declaro admiradora de la interpretación que le das a las cosas y al leerte, pienso en el frío:
    Pasas por el abismo de mis tristezas
    como un rayo de luna sobre los mares,
    ungiendo lo infinito de mis pesares
    con el nardo y la mirra de tus ternezas.

    Ya tramonta mi vida; la tuya empiezas;
    mas, salvando del tiempo los valladares,
    como un rayo de luna sobre los mares
    pasas por el abismo de mis tristezas.

    No más en la tersura de mis cantares
    dejará el desencanto sus asperezas;
    pues Dios, que dio a los cielos sus luminares,
    quiso que atravesaras por mis tristezas
    como un rayo de luna sobre los mares.
    Amado Nervo

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  2. Mi escritura es pobre y quizá un poco torpe ( muy distinta es mi capacidad de apreciación) . Por esa razón no tengo ningún blog. No obstante me deleito en las letras aunque no sepa apilarlas con tanta concordancia como tú.

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