Soy el conjunto de mis decisiones. Aún permanezco inmóvil y mis ojos alcanzan a ver formas, algunas de ellas grotescas, que me rodean pero no se atreven a acercarse a mi.
Llevo un buen rato, involuntario, enjuagando mis ojos con las lágrimas.
-Intentadlo, repito, pero esta vez con una voz que parece salir de lo más profundo de mi. Es la primera vez que sostengo el báculo y no es él quien me sostiene a mí. Mi mano asida es apretada.
No sé si formó parte de Isla Polar o sólo soy un mero habitante, pero la amenaza resuena en mi estómago y lo retuerce.
¡Intentadlo!